Mario Yoris conoce casi por igual el aire y la tierra. Heredó de su padre Juan Carlos Yoris la pasión por los aviones, y prácticamente se crió en el aeroclub de Yerba Buena. Desde hace un año que tiene el carnet de piloto, y a las más de 1.000 horas que tiene de vuelo le sumó en los últimos dos días casi 50 viajes para tirar agua sobre el fuego que se desató en el cerro San Javier.
Padre e hijo fueron los encargados de pilotear el avión hidrante que colaboró con la tarea de guardaparques, bomberos y empleados de la comuna de San Javier para apagar el incendio que afecta al cerro desde el lunes. Mario había realizado ayer los primeros vuelos y al mediodía fue reemplazado por su padre.
Bajo la sombra de un árbol, y en compañía de miembros del aeroclub, el joven descansaba hasta que llegara el momento de tomar el lugar de Juan Carlos.
Mario tiene 18 años y trabaja con su padre fumigando campos en Garmendia, al este de la provincia. El martes a la noche, por recomendación de Adrián Lombardi, tesorero del Aeroclub, Defensa Civil se contactó con Juan Carlos para contratar uno de sus aviones.
Fumigar el cerro
Padre e hijo decidieron no cobrar nada por su trabajo. "Es importante destacar eso. Ellos están acá colaborando, lo único que se comprometió a pagarle el Gobierno es el combustible que gastan en los vuelos", dijo Lombardi.
El miércoles a primera hora los Yoris tuvieron que ir a Garmendia para subirse al avión y volar hasta el aeroclub. Desde las 12, cuando un avión hizo el primer relevamiento, empezaron a "fumigar el fuego", como lo definió Mario.
- ¿Cómo decidís en qué momento soltar el agua?
- Le calculás. Te fijás en el lugar, el viento, a qué distancia estás. No sé, es instinto.
- ¿A qué distancia pasás del fuego?
- Cerquita. A veces rozás los árboles.
Mario no fue verborrágico para explicar su tarea. Pero en sus cortas frases y en los ojos se notó la pasión por los aviones.
- No es un fuego muy alto, sino más bien bajito. Pasás, soltás el agua y volvés a cargar. Es como fumigar el cerro con agua.
Cada vuelo duró alrededor de siete minutos. El avión que manejaba Juan Carlos, ayer a las siesta, era cargado con unos 1.000 litros de agua y despegaba. Los colaboradores (entre los que estaban miembros del Aeroclub, Defensa Civil y bomberos voluntarios de Yerba Buena), casi no tenían descanso. Se sentaban y al rato el avión estaba aterrizando para una nueva carga.
Averiada
La tarea que realizaron Juan Carlos y su hijo Mario iba a ser compartida con un avión hidrante que envió la Coordinación del Plan Nacional de Manejo del Fuego. La aeronave estaba en Catamarca, y llegó el miércoles a primera hora. Llegó a realizar sólo ocho viajes y se descompuso.
"Aparentemente se recalentó el motor. Nos dijeron que hoy al mediodía ya iba a estar disponible, pero aún no lo vi volando", dijo ayer a la tarde Hernán Rodríguez Salazar, jefe de Bomberos Voluntarios de Yerba Buena. (Ver "Se dañó un avión...").
Por su parte, el bombero Carlos Peralta destacó la ayuda que significó el uso de aviones hidrantes. "En el cerro hay muchos lugares en los que se estaban produciendo desprendimientos y se estaba tornando muy peligroso para los que estaban trabajando allí", afirmó.
"Estamos tratando de llegar al lugar más cercano del fuego para tratar de cortarlo de manera definitiva, mientras vamos enfriando la zona. El incendio sigue avanzando, todavía no se lo ha detenido; sigue avanzando hacia el sur cuesta abajo. El terreno es muy dificultoso, no es fácil acceder hasta allí", explicó Rodríguez Salazar.
"Lo que se está evitando es que avance a la zona poblada. La situación que se vivía ayer disminuyó en un 90%", precisó, por su parte, el segundo jefe de Bomberos de la Policía, Néstor Osores. A pesar de la ardua tarea, todos coinciden en lo mismo: es necesario que llueva.
Se dañó un avión que mandó el Gobierno nacional
El avión hidrante se descompuso y suspendió los vuelos sobre el cerro San Javier. La aeronave, que carga hasta 2.500 litros de agua, fue enviada por el Gobierno Nacional para combatir los focos de incendio desatados en la montaña desde hace cuatro días.
El problema técnico obligó a mantener en tierra la aeronave, pero la tarea no se frenó gracias al valioso aporte de la familia Yoris, que dispuso su aeronave para combatir los incendios (Ver aparte).
Los aviones hidrantes arrojaron el miércoles 47.000 litros de agua sobre el cerro. En cada uno de los viajes se arrojan entre 900 a 1.000 litros de agua. La capacidad de la aeronave privada utilizada ayer era de 1.500 litros, pero no se la cargaba en su totalidad para que tenga un mayor margen de maniobra, informó el bombero voluntario de Yerba Buena, Carlos Peralta.
Más de 100 vuelos
En las redes sociales se comentó la falla del avión que envió el Gobierno nacional. "Una vergüenza. El avión del plan nacional contra incendios que fue tan alabado, sólo realizó ocho vuelos y se rompió. La familia de Mario Yoris puso su avión para luego apagar el incendio realizando más de 100 vuelos" fue uno de los tantos mensajes que se compartieron en la web.
Las gestiones realizadas por las autoridades del Aeroclub Tucumán permitieron continuar con la tarea de arrojar agua desde el aire. Las felicitaciones fueron para ellos.
"EL INCENDIO ESTÁ CONTROLAD0"
Alperovich, en Yerba Buena
El gobernador, José Alperovich, saludó a los bomberos que trabajaron ayer contra el incendio en San Javier. El mandatario se interiorizó sobre las tareas. "El incendio está controlado" publicó luego el sitio oficial de prensa del Gobierno. Además, la Caja Popular donó ayer 300 litros de gasoil para los socorristas.
El origen del fuego en Las Yungas
El jefe de los bomberos voluntarios de Yerba Buena aseguró que el fuego que se desató en la zona de Las Yungas el martes a la noche se habría originado por la quema de pastizales en un predio privado. "Ese incendio no guardaría ralación con el que afecta al resto del cerro San Javier", explicó Hernán Rodíguez Salazar. Ese fuego ya fue sofocado, aseguraron los bomberos voluntarios.